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viernes, 27 de abril de 2012

Y llegó el gran día

Ayer fue la entrega de los premios Sigmar. Un momento hermoso para mí, de esos que perdurarán en mi memoria para toda la vida. 
Por primera vez sentí que estaba más cerca de lo que siempre soñé, que mis palabras llegaran a quienes estaban destinadas, los chicos para quienes escribo. 
Y el afecto que me rodeó hizo de este instante algo mágico e increíble.
Gracias a Norma Huidobro, Ana María Shua y Alicia Salvi, jurado de lujo que me otorgó la mención.
Gracias a Daniela Feoli y Florencia del Campo, editoras amorosas que creyeron en mi novela y la preseleccionaron.
Gracias a Florencia Converso por su cariño y sensibilidad.
Gracias a Roberto Chwat, presidente de Sigmar, por valorar mi obra y decidir editarla.
Gracias a mis compañeras de premio Márgara Averbach, Adriana Maggio y Laura Ormando por su calidez y su talento.
Gracias a Boris, Matías, Tobías y Mauro, mi familia incondicional.
Gracias a mi madre por su presencia.
Gracias a Gabriela, Guillermo, Belén y Andrés, amigos de "fierro" siempre presentes.
Gracias a Pilar Muñoz Lascano, Laura Rozemberg y Raquel Barthe por acompañarme.
Y gracias a todos los que, sin estar físicamente presentes, sé que estuvieron a mi lado, sé que acompañan mi felicidad.

Con Florencia del Campo y Alicia Salvi


Roberto Chwat, Ana María Shua, Norma Huidobro y Alicia Salvi



Con Guillermo, Gabriela, Belén y Andrés


Florencia Converso, Roberto Chwat, Norma Huidobro, Alicia Salvi y Ana María Shua


martes, 10 de abril de 2012

Párrafos descartables

El año pasado mientras corregía un cuento decidí eliminar un párrafo completo. Por un lado porque no era funcional a la historia y por el otro porque me había gustado mucho el germen que escondía.
Y se quedó ahí, en ese lugar de la cabeza en el que guardo las ideas que van a ir y venir, darán mil vueltas, tratarán de esconderse o pujarán por ver la luz y llegarán, las más afortunadas, a germinar en historias.
Esta semilla se clavó en mi cabeza y recurrentemente afloraba como para recordarme que quería ser contada.
Cierto día, mientras miraba por un ventanal un paisaje increíble y no había nadie más cerca excepto la semilla y yo, me senté frente a la pantalla y la dejé salir. Así nació un primer capítulo que plantó la historia y que no me soltó hasta llegar al final.
Y llegó el final. 
Y fue mi primera novela. 
Y al día siguiente, sí, casi sin corrección, la mandé al concurso de Sigmar. 
Y al jurado le gustó.
Y me dieron una mención.
Y estoy feliz.
Y ojalá pronto pueda contarles que ya es libro.

Dejo el link a la página de Sigmar donde anunciaron el resultado del premio.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Transiciones

Es cierto, tengo este blog descuidado. También es cierto que hace muchos días que lo único que hago es plegar papel. Como una autómata pliego papelitos uno tras otro en busca de formas, que a veces salen, otras no.
Es una buena manera de atravesar el momento particular que estoy viviendo. Dicen que la concentración es tal cuando se hace origami que no se piensa en nada más. Y eso, a veces, viene muy bien.
Pero, por esas cosas que una no llega a entender del todo, se paralizó el tema laboral por tres meses.
Entonces me pregunto, ¿voy a seguir postergando lo que más me gusta hacer? ¿No es momento de enfrentarme a la realidad que va a ser la mía de ahora en adelante? Es decir, sin trabajo en relación de dependencia y el sueño hecho realidad, mucho tiempo para escribir.
Eso es, MUCHO TIEMPO PARA ESCRIBIR. ¡Qué lindo suena así, fuerte!
A partir de ahora soy escritora de tiempo completo.
Y un poco de origami para descansar y relajarme.
Así que hoy, después de pensar en todo esto, hice una ilustración para un caligrama del circo que va a salir el año próximo en una antología. La ilustración la hice para mí, no es que va a salir editado así. Aunque me hubiera encantado. Tal vez me animo y se la mando a la editora.
No está muy bien, no sé usar los programas de ilustración, entonces lo hice sobre una hoja y lo pasé por el escáner, los colores son más lindos en el original. En el espacio iría el caligrama, que no puse por una cuestión de contrato. Sé que no es gran cosa, pero es mi modo de hacer la transición.
Ahora a sufrir frente a la hoja en blanco.
El mago lo saqué de una Revista de Origami que se llama NOA, está en japonés y no tengo idea  del nombre  del  diseñador. El conejito es de Tomoko Fuse y las palomas las saqué de un libro de Rick Beech y el diseño es de Alice Gray.





sábado, 20 de agosto de 2011

De grullas y ranas, de abogados y conciliadores

Ayer estaba sentada en una sala de reuniones reunida conmigo misma. ¿Por qué? Porque los demás invitados había decidido "conversar" en un lugar privado. Un lugar donde deliberaban sobre mí, sobre mi futuro laboral, sobre mis derechos, sin mi presencia ni mi opinión, aunque debo aclarar que yo ya había dicho todo lo que tenía que decir al respecto y, a decir verdad, no me habían dado ni la hora. Cosas de abogados.
Siempre tengo papelitos en la cartera, los guardo para después tirarlos en un cesto, pero allí se quedan.
Necesitaba compañía, así que me puse a plegar.
Pronto una rana y dos grullas diminutas me miraban sorprendidas desde la mesa.
-Ya no estoy sola -les dije, como si me pudieran escuchar.
-Nunca estuviste sola -fue la minirespuesta de una de las minigrullas.
Tan mini fue la respuesta que tuve que acercar mi oído para escucharla.
La rana pegó un salto de rana papeluda y se acomodó en mi hombro.
-¿Y si nos vamos con Boris y Mauro?
-Sería lindo -le dije-, un rico licuado de banana en La Paz me vendría bárbaro.
-A La paz, a La Paz -corearon entusiasmadas las grullitas.
Me divirtió verlas así, pero no podía complacerlas, tenía que esperar.
-¿Por qué no vas y les decís a esos mamarrachos que terminen de una vez?
-No puedo.
-Bueno -dijo la rana pegando otro salto de vuelta a la mesa-, si hay que esperar esperemos.
Se puso a saltar sobre la mesa y las grullitas a volar a su alrededor. La rana saltaba cada vez más alto, primero saltó sobre el estuche de los anteojos sin siquiera rozarlo y después me iba pidiendo que le pusiera cosas más y más altas para probar su destreza. Las grullitas aplaudían cada logro de la rana. Y a mí la espera se me hizo menos larga y más divertida.
Será por eso que me miraron raro los abogados cuando vinieron a donde yo estaba.
Será por eso que cuando me dijeron que no firmábamos el acuerdo y que tenía que volver otro día, los miré, abrí la cartera, entraron ordenadamente las grullitas y la rana y me fui.
A encontrarme con Boris y Mauro.
Eso sí, antes de saltar adentro de la cartera, la rana les sacó la lengua a los cuatro.



viernes, 12 de agosto de 2011

Textos breves para presentar a mis hijos

Tengo tres hijos y estos textos los escribí para sus respectivos cumpleaños. Originalmente los publiqué en Facebook, ahora quiero hacerlo acá.



TENER UN HIJO

de María Inés Garibaldi, el Viernes, 04 de marzo de 2011 a las 11:16

Parirás con dolor, dijo y nos condenó a creer por los siglos de los siglos que tener un hijo era lo más parecido a morir.

Por suerte yo le creí a medias y me animé nomás.

Pocos días antes de nacer mi primer hijo yo estaba de lo más tranquila con mi creencia de no creyente, sabiendo que no iba a caer en la trampa. A mí no me engañaban tan fácilmente.

Entonces fui a un cumpleaños. Al amparo del embarazo comí sin culpas todo lo que el escaso lugar que me quedaba en el estómago me permitió. Fui al baño y noté que había empezado a perder el tapón mucoso, o por lo menos era lo más parecido a un tapón mucoso que me pudiera imaginar. Y me dije, ya falta poco.

Las mujeres de la reunión, encantadoras todas ellas, recordaron sus partos y me los relataron con lujo de detalles. Por suerte yo, con mi creencia de no creyente, les creí muy poco.

Cuando me iba de la reunión, las encantadoras damas, con la mejor de las intenciones por supuesto, me desearon suerte de todas las maneras posibles, me abrazaban, me apretaban el hombro, me sonreían con un dejo de ironía en sus bellos rostros. Y lograron mellar mi confianza. Y me dije, me siento como una vaca camino del matadero.

Y llegó el gran día. Y se restableció mi creencia de no creyente y parí, con dolor claro. Pero, ¿qué es ese pequeño dolor frente a lo inconmensurable de tener a tu hijo en brazos?

Pasaron veintitrés años, pasaron dos partos más y hoy cuando veo a una embarazada le digo, disfrutá que es lo mejor que te puede pasar.

¡¡¡Feliz cumpleaños, Matías!!!

Te quiero


EN ESTRICTO ORDEN

de María Inés Garibaldi, el jueves, 26 de mayo de 2011 a las 10:30

Mis hijos son ordenados.

En el sentido de serie o sucesión, no en el sentido prosaico de mantener las cosas en su correspondiente lugar, para nada, eso va en contra de la naturaleza del ser hijo.

Nacieron en diferentes meses del año. El primero en marzo, el segundo en mayo y el tercero en junio.

Nacieron a distintas horas del día. El primero a las tres de la mañana, el segundo a las cinco de la mañana y el tercero a las once y media de la mañana.

Les dije que son ordenados, ¿o no?

Entonces, para seguir el orden, llegó el turno de Tobías, el que nació en mayo a las cinco de la mañana.

Tobías tiene una particularidad, para algunas personas lleva nombre de mascota. Menudo problema.

No me voy a detener en su defensa dado que no me interesa, simplemente quiero decir que no sé cuál es la diferencia actual entre los nombres de las personas y los nombres de las mascotas. Antes si oías Manchita o Pompón, Duquesa o Bandido sabías que estaban hablando de una mascota. Ya no. Conozco un Alejo, cuadrúpedo, ladra en vez de hablar, aúlla en lugar de llorar y cuando recibe la visita de la madre de su dueña es saludado con un “¿Cómo está mi nietito?”. Pero también conozco Alejos bípedos, parlantes, esencialmente humanos. Y está bien, así son las cosas con los nombres.

Si quieren acepto la rareza del nombre, no me molesta, a él sí en un breve período de su vida.

Pero quién define qué. El nombre nos define o nosotros redefinimos constantemente nuestro nombre.

Y porque creo en esto último digo que Tobías es único, con todas sus virtudes y con todos sus defectos. Con su generosidad y sus desplantes. Con su creatividad y sus berrinches. Con su sensibilidad y su rebeldía. Con su vitalidad contagiosa.

Digo que es mi hijo.

Digo que nació el 26 de mayo de 1990 a las cinco de la mañana.

Digo que Tobías es Tobías.

Y le digo,

¡¡¡Feliz Cumpleaños, Tobías!!!

Te quiero


Y LLEGÓ EL TERCERO DE LA SERIE

de María Inés Garibaldi, el Martes, 28 de junio de 2011 a las 18:23

Mauro, el que nació en Junio a las once de la mañana.

La diferencia de edad que tiene con sus hermanos es considerable. Pero no fue voluntaria.

Yo quería tener otro hijo pero una serie de temas médicos y el diagnóstico final de "va a ser difícil por no decir improbable que puedas volver a tener hijos, pero ya tuviste dos" en las palabras ¿consoladoras? del médico, lo impedían.

Llanto, duelo y resignación.

Pasó el tiempo y llegó la tecnología, y esos tests de embarazo que un día compré, porque sí, porque tenía un leve atraso y no quería hacerme ilusiones en vano.

Y se dibujaron dos rayitas. Y me salieron unas cuantas lágrimas.

La espera se hizo larga. Muchos temores rondaban mi cabeza.

El 28 de Junio de 2001 a las once de la mañana nació Mauro.

Y brilló.

Entró en nuestra casa como un sol radiante que poco a poco nos transformó.

Matías y Tobías aprendieron a ser padrecitos y superhéroes.

Boris y yo reaprendimos el significado de la palabra "paternidad".

Y lo seguimos haciendo todos los días.

Feliz cumpleaños, Maurito.

Te quiero

Mamá