viernes, 11 de julio de 2014

Y un día llegó a casa

En octubre del 2013 tuve un reencuentro con una persona a la que quiero mucho y que hacía demasiado tiempo que no veía. Los caminos de la vida, los que uno no elige, nos habían alejado. Y esta casa de muñecas nos acercó.
Ella se la había comprado hacía tiempo y nunca la había armado. Yo sabía que tenía una y, pensando que sí la había armado, le pedí consejo para empezar con la mía. Su respuesta no se hizo esperar, me ofrecía la casa y los accesorios que tenía guardados, yo no lo podía creer.
Así fue como nos encontramos, almorzamos, reímos, charlamos. Desde que llegué a su casa los recuerdos me llenaron de emoción. Había vivido allí algunos de los momentos más felices de mi vida.
Y me fui, con la caja de la casita para armar, los accesorios y una felicidad enorme. Por el reencuentro, por mi sueño hecho realidad, por la vida que, a veces, tiene estos momentos mágicos.
Me quedaba mucho trabajo por delante. Armarla, pintarla, decorarla, vivirla. De a poco lo fui haciendo, y todavía sigo. 
No tengo palabras para agradecer la generosidad de María Elena Gioioso Mansilla, mi tía, solamente puedo decir que la quiero mucho y que es una persona muy importante en mi vida.

Así llegó la casita:









Y este fue el armado provisorio, después de quitar todas las piezas caladas, para verificar que estuviera completa.
Me quedaba mucho trabajo por delante.



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