Primero leí El sueño de los murciélagos.
Recién terminé El origen de la tristeza. Ambos de Alfaguara.
No soy crítica literaria ni esto que escribo tiene pretensiones de reseña.
Simplemente son las sensaciones que estos libros despertaron en mí.
Los dos me emocionaron. Los dos me conmovieron. Los dos me quitaron el aliento.
Tienen una potencia que te hace vibrar. Tienen esa cosa mágica que tan sólo consiguen transmitir los escritores feroces. Porque creo que Pablo Ramos es eso, un escritor feroz.
Pero, yo me pregunto, ¿puede ser tierna la ferocidad? Porque también me inundó de ternura. No esa ternura cliché, esa ternura instantánea como las sopas que se preparan en un minuto y se consumen en tres, esa ternura que se ve en los observadores de la pobreza a los cuales un "pobrecito" y un par de monedas les alcanza para mitigar.
TERNURA así, con mayúsculas, porque la ternura no sabe de condiciones sociales, no sabe de dinero, no sabe de tragedias. La ternura está allí donde es bien recibida, allí donde tiene un lugar. Y Gabriel, el protagonista de los dos libros, es tierno por donde se lo mire. A pesar de la dureza de su vida, a pesar de sus tragedias cotidianas, a pesar de él mismo, es tierno y eso en definitiva es lo que conmueve. Y creo que la ferocidad era el vehículo necesario para transmitirla.
Van algunas citas de los dos libros:
El sueño de los murciélagos
Pablo Ramos
Alfaguara
Serie Roja
Pero tenía algo especial, una especie de ángel que nosotros no teníamos y que hacía que uno le perdonara hasta las peores cosas.
Un momento triste y pequeño, más otro, más otro, más otro, fueron formando una tristeza insoportable, y tuve que hacer un esfuerzo para no llorar.
Lo que flota se llama jengibre, es muy bueno para aflojar la desazón, para recordar, para conciliar el sueño, que es casi lo mismo que conciliar el alma.
El camino es parte de la meta. No son dos, camino y meta, sino uno, como todo en este mundo. Pero ojo, todo es uno y a la vez hay tantos mundos como seres vivos en el mundo, cada uno ve, entiende y vive su propio mundo, completamente diferente del mundo del otro.
El origen de la tristeza
Pablo Ramos
Alfaguara
Me di cuenta en ese instante de que mis amigos y yo estábamos juntos no por casualidad, sino porque sentíamos las cosas de la misma manera.
...y mi hermanita sonriendo a cara suelta, porque lo bueno de esa edad es que todo te importa un carajo.
Una lluvia de ceniza gruesa y blanca comenzó a caer, como las hojas de un otoño lejano que, hasta ese momento, por alguna razón, habían permanecido detenidas en el tiempo.
Él nunca trató de darme una respuesta, lo que hizo fue regalarme un libro: el primer libro que tuve, y que cambió mi vida para siempre.
Porque la muerte no es lo contrario de la vida: vivir como un muerto, eso es lo contrario de la vida.
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