Normalmente me despierto temprano. Me quedo un rato en la cama despabilándome con el primer café y me levanto. Y a lo largo del día voy mezclando, como en una coctelera, lectura, origami, lavarropas, escritura, colgar la ropa, escribir en el blog, tender las camas, curiosear en el facebook. Es mi rutina desde que no tengo un trabajo fuera de mi casa.
Hoy Paula Bombara se metió en mi rutina y la alteró, para bien, claro. Su novela, Una casa de secretos, me agarró del cuello y no me soltó hasta el punto final. Así es como me quedé en la cama más tiempo del habitual, leyendo sin parar, con el aliento contenido, esperando a que el misterio se develara. Y cuando lo hizo no me decepcionó, para nada.
Es una novela atrapante, sensible, en donde se mezclan voces actuales y antiguas, voces infantiles y adultas. Puntos de vista diferentes, un único misterio por descubrir. Y tan bien escrita que es un placer desde el principio hasta el final.
Cuando termino de leer algo así me quedo un rato largo abrazando a los personajes, susurrándoles que no se vayan lejos, que se queden por ahí y al final los dejo ir y se quedan cerca, descansando en la biblioteca.
Pero yo ya no soy la misma.
Merecidísimo premio El Barco de Vapor 2012, está editado por SM.
Unas perlitas para compartir:
Viviremos una guerra, mon cheri. Aún no sabemos cuándo será ni si llegará a Arlés, pero nada de eso importa pues la guerra no se sujeta a una ciudad o a una fecha cierta. La guerra nos toma el presente, nos arrebata el futuro y nos despedaza el pasado, estemos donde estemos, sea cuando sea.
Me he dado cuenta de que las cosas se quedan con partes de uno mismo y duelen en los que nos sobreviven.
...y dejaban el tema irresuelto, como un escultor que sabe que en su piedra se esconde otra forma pero el miedo a destruir la que ya encontró lo deja paralizado.
