Y se quedó ahí, en ese lugar de la cabeza en el que guardo las ideas que van a ir y venir, darán mil vueltas, tratarán de esconderse o pujarán por ver la luz y llegarán, las más afortunadas, a germinar en historias.
Esta semilla se clavó en mi cabeza y recurrentemente afloraba como para recordarme que quería ser contada.
Cierto día, mientras miraba por un ventanal un paisaje increíble y no había nadie más cerca excepto la semilla y yo, me senté frente a la pantalla y la dejé salir. Así nació un primer capítulo que plantó la historia y que no me soltó hasta llegar al final.
Y llegó el final.
Y fue mi primera novela.
Y al día siguiente, sí, casi sin corrección, la mandé al concurso de Sigmar.
Y al jurado le gustó.
Y me dieron una mención.
Y estoy feliz.
Y ojalá pronto pueda contarles que ya es libro.
Dejo el link a la página de Sigmar donde anunciaron el resultado del premio.
4 comentarios:
Que bueno!, las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir, parece que floran en el espacio hasta que aparece su lugar y su momento! FELICITACIONES!!!
Mari Pecora
Muchas gracias!!!
Qué alegría. Ya estoy esperando el libro. Abrazo.
Gracias Germán, sin dudas que cuando salga el libro un ejemplar viajará para allá, cariños
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