En octubre del 2013 tuve un reencuentro con una
persona a la que quiero mucho y que hacía demasiado tiempo que no veía.
Los caminos de la vida, los que uno no elige, nos habían alejado. Y esta
casa de muñecas nos acercó.
Ella se la había comprado hacía tiempo y
nunca la había armado. Yo sabía que tenía una y, pensando que sí la
había armado, le pedí consejo para empezar con la mía. Su respuesta no
se hizo esperar, me ofrecía la casa y los accesorios que tenía
guardados, yo no lo podía creer.
Así fue como nos encontramos,
almorzamos, reímos, charlamos. Desde que llegué a su casa los recuerdos
me llenaron de emoción. Había vivido allí algunos de los momentos más
felices de mi vida.
Y me fui, con la caja de la casita para armar,
los accesorios y una felicidad enorme. Por el reencuentro, por mi sueño
hecho realidad, por la vida que, a veces, tiene estos momentos mágicos.
Me quedaba mucho trabajo por delante. Armarla, pintarla, decorarla,
vivirla. De a poco lo fui haciendo, y todavía sigo.
No tengo palabras para agradecer la generosidad de María Elena Gioioso Mansilla, mi tía, solamente puedo decir que la quiero mucho y que es una persona muy importante en mi vida.
Así llegó la casita:
Y este fue el armado provisorio, después de quitar todas las piezas caladas, para verificar que estuviera completa.
Me quedaba mucho trabajo por delante.